La acumulación de divisas en el Banco Central y el cumplimiento de los pagos de deuda sin recurrir al endeudamiento externo se han vuelto objetivos prácticamente incompatibles para Argentina, que sigue enfrentando una delicada situación económica.
Mientras la inflación marcó el pulso económico en 2024 para la sociedad, en los mercados el foco estuvo en el nivel de reservas internacionales. Aunque el Banco Central realizó agresivas compras de dólares durante los primeros meses del año, logrando incluso salir brevemente del terreno negativo antes de julio, el cierre del año dejó un saldo decepcionante. Argentina no cumplió con la meta acordada con el FMI de acumular USD 10.000 millones en reservas, generando preocupación en el equipo económico liderado por el ministro Luis Caputo.
El principal obstáculo sigue siendo la deuda. Con un mercado internacional de financiamiento cerrado y sin dólares suficientes en el Banco Central, equilibrar el cumplimiento de los vencimientos y la acumulación de reservas se torna cada vez más complejo. Según el economista Fernando Marull, las reservas netas mejoraron hasta alcanzar un saldo negativo de entre USD 1.600 millones y USD 3.300 millones, dependiendo de los pagos futuros considerados en el cálculo. Este avance, aunque significativo frente a los USD 11.500 millones negativos heredados, sigue dejando a la economía en terreno frágil.
En términos absolutos, el Banco Central compró durante el año unos USD 20.000 millones, una cifra récord. Sin embargo, la gran incógnita radica en el destino de la mitad de esos fondos. La respuesta es clara: unos USD 10.000 millones se utilizaron para cubrir compromisos de deuda, un patrón que continuará en 2025. El próximo 9 de enero, el Gobierno deberá desembolsar USD 4.200 millones para el pago de cupones y capital de Bonares y Globales.
Esta dinámica genera preocupación entre los analistas, quienes señalan que la estrategia de usar dólares propios para pagar deuda es insostenible sin acceso a financiamiento externo. Además, advierten que, sin cambios estructurales, el desafío de mantener la estabilidad económica seguirá siendo un tema crítico para los próximos años.